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ADRENALINA SOBRE RUEDAS 



Redactado por: María Guevara Romero

Del gimnasio a la pista

Con flexión de piernas, el uso de la cuerda, el aro, la pelota y la cinta Francis Yépez empieza su vida deportiva en la gimnasia artística y rítmica. Practicó este deporte desde los seis años de edad hasta los 10, explotando todo su potencial, empleando flexibilidad, equilibrio, fuerza y concentración absoluta. Esta etapa de su vida duró alrededor de cuatro años, hasta que por cuestiones de salud no pudo continuar con la gimnasia artística. 

De repente, a sus 15 años, un brillo se desprendió de sus ojos verdes. Un brillo tenue, que al ver a su padre y su hermano hacer motocross despertó el deseo de ser parte de ese equipo; de tener la necesidad de hacer y sentir lo mismo que ellos cuando están en la pista. Es así como Francis decide dejar de lado las cámaras y pasa a ser parte de este nuevo deporte, su deporte familiar.

YRT (Yépez Raicing Team) es su equipo familiar y con el que empezó su vida deportiva. Todo el mundo hereda cosas, pero Francis Yépez, heredó el privilegio de pertenecer a un ambiente repleto de motos. Los YRT se dedican a hacer espectáculos, muestras acrobáticas, ayuda solidaria, eventos en el que arman pista de troncos con llantas para las escuelas con menos recursos económicos para alegrar a los niños y niñas. Ahora, Francis Yépez, es quien da el sentido espiritual y brinda su ayuda en la organización, mencionó Andrés Yépez, su padre.

Su primera motocicleta fue una YAMAHA YZ 85 y la tuvo a los 15 años. Con ella empezaron todos sus sueños y aspiraciones en el motocross. Pero en sus inicios lo que más sentía era frustración e impaciencia. Había momentos en los que Francis se preguntaba “¿qué hago yo aquí?”. Momentos en los que su mente se molestaba por no poder coordinar todas las cosas a la vez, al no encontrar la posición adecuada, al sentirse bloqueada por los miedos, sobre todo, los miedos a caer. Pero en eso se basa la vida: en caer y levantar. Y a raíz de ello, la mente de Francis se ha abierto y ha logrado vencer sus miedos, hacer que nazcan nuevos retos y nuevas aspiraciones.

 Sensaciones en la pista

Nervios, ansias, felicidad, temor: una mezcla de sentimientos, una sensación única frente a la pista. Sentir adrenalina pura en las venas, una conexión entre ella y su motor, activar los cinco sentidos en la pista, tener los ojos abiertos y buscar la fluidez para relajarse y divertirse para tan solo recordar lo maravillosa e increíble que puede ser la vida si se vive sobre ruedas.

Sentir la voz de su ídolo cada vez que compite, esa voz que guía su camino y que le retumba en todo instante diciéndole lo que debe hacer. Es la voz de su padre, su entrenador, su mejor amigo, su mayor confidente y quien la ha acompañado en cada paso de su vida. En la pista, sus familiares son sus fans número uno porque siempre la apoyan en sus competencias. El hecho de que todos sean parte del equipo hace que este círculo familiar sea más ameno y confortable.

Lo mejor del motocross es que es un mundo diferente al que los demás llevan. En el caso de Francis, no es solo adrenalina, sino tener un mundo familiar lleno de sorpresas. Con la ayuda de su padre en la pista como entrenador, ella y su hermano entrenan en ejercicios de coordinación, óvalos, ochos, recorridos de scramble, enduros, subidas, bajadas, ejercicios de frenado, curvas abiertas, curvas cerradas,  velocidad a cronómetro en la recta y practicar en las partidas… “Pero lo mejor de todo, es que mi padre en cada entrenamiento nos tiene algo nuevo y recorridos que nos despiertan la mente”, mencionó Francis Yépez.

Mirando hacia el futuro

En un par de años, Francis Yépez se ve en otro país tomando un curso intensivo, y trayendo su experiencia para elevar el nivel de este deporte en el país. También se propone ganar muchas más carreras. Actualmente, ha obtenido alrededor de 20 trofeos y su más reciente logro fue en la pista Las Garzas, en la competencia de 250cc.
 
Su mayor sueño es continuar con su equipo YRT, convertirlo en una empresa y seguir con la herencia familiar,  transmitiendo de generación en generación, el arte de realizar motocross. Además, quisiera que un día sus hijos lleguen a practicar el mismo deporte y agradezcan al promotor de éste equipo por hacer realidad los sueños de su madre.

Finalmente, Francis Yépez quiere dar un mensaje para todas las señoritas ibarreñas que quieran practicar algún deporte extremo: “¡Vamos chicas que tenemos futuro!, hay que echarle ganas y tener pasión por el deporte que estamos practicando. Estar comprometidas con el objetivo que queremos lograr y no dejarnos por ser mujeres. Podemos lograr lo que muchos hombres logran y lograr mucho más que ellos!”.


Pies de foto:
Francis llegó al motocross por casualidad y por tradición familiar. Ahora, es el legado más preciado que quiere dejar a las próximas generaciones. / Equipo Fotográfico

Cualquier obstáculo puede ser superado por Francis. Los premios que ha recibido, lo certifican. / Equipo Fotográfico



UN DEPORTE DIFERENTE, UN ESTILO DE VIDA ORIGINAL

Elaborado por: Mishel C. Rojas R.
Coordinación de fotografía: Karen Guerrero.

Anny Cruz, a sus 14 años de edad, es una adolescente como cualquier otra. Estudia en la Unidad Educativa “La Inmaculada Concepción”, de la ciudad de Ibarra, posee una familia y sueños de progreso; pero si existe algo que le caracteriza, es el deporte que practica: La lucha libre.
Lleva practicando su deporte preferido, un año, diez meses y dos días. Su rutina de entrenamiento, inicia a las 8:00 y termina a las 19:00. Tiene un receso desde las 10:30 hasta las 16:30. Agradece a su entrenador, Israel Tobar, por enseñarle las técnicas de defensa y ataque, ya que con ellas, ha logrado ganar a sus contrincantes. Quizá, muchos digan que este deporte es solo para hombres, no obstante, Anny Cruz ha demostrado y sigue demostrando, que las mujeres también son fuertes; sólo es cuestión de colocarse las botas adecuadas, tener una actitud firme y segura, para entrar al círculo de lucha, ganar a sus oponentes, e incluso, a los conflictos de la vida.
















Pies de foto:
1: Anny Cruz, ingresa al Estadio Olímpico de la ciudad de Ibarra, a las 8:00.
2. Se coloca su uniforme de entrenamiento, que consta de una licra y una camisa cómoda.
3. Se sienta en la colchoneta de su lugar de entrenamiento, a colocarse los botines adecuados para luchar.
4. ¡Está lista! Ahora, se pone en posición, para empezar sus 30 minutos de calentamiento. Empieza con estiramiento.
5. Comienza a realizar arcos, como parte de la rutina de acrobacia, para su calentamiento.
6.1. Posteriormente, levanta pesas para iniciar con su calentamiento de lubricación.
6. Ahora, realiza su primer ataque de lucha, contra un compañero de género masculino.
7. Efectúa una llave, y bloquea a su contrincante.
8. En el segundo ataque, lo domina con fuerza hacia adelante.
9. Logra ganarle a su compañero, quien permanece en el suelo, sin fuerzas.
10. Después de luchar, acude a los baños del gimnasio, se lava la cara para refrescarse y continuar con su día.
11. Siendo las 15:30, se dirige a la puerta de salida, en donde se despide de sus amigas y contrincantes de lucha.
12. Al final de su día, no siente cansancio. Su sonrisa manifiesta compañerismo y felicidad. Sin duda, ama realizar este deporte.


CAMPEONA A LOS 15


Redactado por: Diana Ruiz

“Te cuento: a mí me llamaron a la preselección del Ecuador”, expresa emocionada Lory Lugo. Casi llega a integrar la selección nacional de básquet, incluso aunque dice no tenía tanta experiencia en el deporte, en ese entonces.
Ocurrió el año pasado y lamentablemente no entró en la nómina oficial de las 12 jugadoras. Parecería un sueño frustrado, pero no: “Fue un honor para mí, llegar tan lejos”, dice. De hecho, ha tomado esta experiencia como un impulso para que algún día su nombre figure entre las máximas exponentes del baloncesto del país.

Un talento escondido

No fue “Como quien pierde una estrella”, sino más bien como quien encuentra un tesoro, el primer encuentro de Lory con el básquet.

Recuerda que en 2013, cuando cursaba el  noveno año de Educación Básica, el Lic. Arturo Navarrete le dijo que tenía potencial para este deporte. Era época de juegos internos en el Colegio Ibarra y este halago le abrió las puertas de la selección institucional que participaría en el campeonato intercolegial de ese año.

Hoy, Lory está en primer año de Bachillerato General Unificado y forma parte de la selección prejuvenil de su colegio. Y se da tiempo para entrenar todos los días durante dos horas y media. No tiene problema en alternar los estudios con su deporte preferido.

La vida del “cole”

Si preguntas a cualquier estudiante por Lory, la basquetbolista, seguro te responde que sí la conoce. Eso sí, no preguntes por su apellido porque no conocen más de ella, aparte de su talento para el deporte de la canasta.

Lory tiene un grupo de amigas, entre las que se encuentra Leidy Hernández, también estudiante de primero de bachillerato. Leidy tiene una visión completa de Lory: deportista, estudiante y amiga. De su primera faceta ya se ha dicho mucho, pero faltan las otras dos, y será su compañera quien nos lo cuente: “Es buena estudiante, es buena amiga, te acolita en todo lo que quieras. Es chévere y responsable”.


Los caminos del deporte
 
Imagínalo: sostienes un balón anaranjado entre tus manos y tienes al aro frente a ti, pero las rivales te rodean y te impiden el paso.
No importa cuán complicada sea la situación de juego. Ante todo, necesitas buena actitud y positivismo, divertirte en la cancha y disfrutar de cada pase, de cada anotación.

Lory está consciente de que se gana o se pierde. Aunque no hace falta mucha experiencia para decirlo, nuestro personaje ha vivido ambas situaciones.
Por ejemplo, este año fue parte del equipo que ganó el Intercolegial de básquet. Pero también ha habido oportunidades en las que, a pesar del esfuerzo, no se pudo alcanzar el triunfo para su institución.

Pero Lory no vive solo para el básquet. De hecho, en su familia, lo que más se practica es el fútbol; y además, ella siente atracción por el atletismo.

Cumplir sueños

“Quisiera jugar toda la vida, hasta cuando yo pueda, porque cuando algo le gusta a alguien, más quieres hacerlo”, dice Lory. Y parte de esa aspiración es encontrarle un lugar en su vida futura al deporte que le apasiona: sueña con ser policía, pero insiste en que eso no le hará dejar el básquet.

Además, ¿recuerdan lo de la preselección? Resulta que ese el más grande sueño de Lory, con un valor agregado: formar parte de la selección nacional de básquet. La primera vez no fue posible, pero ahora se prepara para las circunstancias que el deporte le proponga en adelante.

Aplicando los consejos de sus entrenadores y manteniendo su gusto por esta disciplina, seguramente Lory llegará tan alto como lo desee. Mucho más alto que su 1,83 m de estatura.

ENTRENOS…
Sus padres son Mauricio Lugo y Mariela Cortés.
Nació el 10 de junio de 2000.
Tiene un hermano menor a quien le enseña a jugar en básquet, todos los domingos.
En su tiempo libre, pasea por el parque y sale con sus amigas.
Le gusta escuchar salsa romántica y salsa “choke” y bailar todo tipo de música.

MI MENSAJE…
“Aparte de ser un deporte colectivo, de grupo, el básquet es súper chévere, te enseña mucho, aprendes a ser una mejor persona, porque el deporte es también de responsabilidad.
Y si se van a meter a esto, que lo hagan con actitud, con ganas, que se diviertan sobre todo porque el deporte es para divertirse y hacer las cosas bien”.

Pie de foto:
Lory llegó a ser campeona vistiendo el uniforme de su colegio, con apenas dos años de trayectoria en el deporte. / Equipo Fotográfico

Lory ha sabido encontrar un equilibrio entre sus actividades deportivas y académicas, distribuyendo su tiempo y energía para ambas. / Equipo Fotográfico


BASTONERAS: CREATIVIDAD Y HABILIDAD


Redactado por: Mishel Rojas

El balón, es el instrumento esencial para los futbolistas; la guitarra, para los músicos; el guion, para los actores de teatro; las coreografías, para las bailarinas de un grupo de danza; pero para ellas, su instrumento y su cómplice, es su bastón. Su figura física se plasma en botas blancas de taco, medias nailon color caramelo, faldas acampanadas de color beige, una chaqueta  de color rojo con mangas largas y bordados de diseño barroco color dorado, que hacen resaltar cada dote de su figura física. El maquillaje elegante y juvenil, es su mejor aliado.

Un lazo de color rojo, bordea el cabello recogido de cada una de ellas y el sombrero beige, cubre sus cabezas. Son 50 jóvenes de género femenino, que con sus sonrisas, contagian de alegría a sus espectadores. Mujeres que poseen carisma y habilidad. Jóvenes reconocidas, respetadas y admiradas por autoridades de la ciudad de Ibarra, estudiantes de los distintos colegios provinciales, grupos juveniles de danza, teatro y música, y sobre todo, por la gente ibarreña que sigue cada una de sus presentaciones. Un grupo que encierra la esencia del verdadero talento, elegancia, belleza y habilidad. Pero, ¿a quiénes pertenecen estas características?

Sin duda, a las bastoneras de la Unidad Educativa Ibarra; señoritas que han sido y continúan siendo, líderes en los grupos sociales, protocolo de imagen, modales y cultura; y sobre todo, en belleza física y emocional.

Su cofre de mágicos recuerdos

El primer grupo de bastoneras, se formó por la iniciativa de Jorge Vacas, docente de Educación Física del Colegio Nacional de Señoritas Ibarra, nombre de la institución, en aquella época. El mismo que diseñó el uniforme de este grupo selecto. “Recuerdo que mi compañero se enfocó en la belleza de las bastoneras, para diseñar su uniforme. Era un hombre muy creativo y con buen gusto”, menciona Cecilia Suárez, docente con 40 años de servicio a la educación.

Un vestido rojo de corte recto en la parte superior, un adorno de color azul que se colocaba en la cabeza, botas de color blanco y un bastón con borla azul, formaban el uniforme de las bastoneras en el año1977.

En sus inicios, se organizó y nació con el nombre de “Cachiporreras”, modificando su uniforme. Ahora, constaba de una falda plisada color beige, chaqueta azul con botones dorados, y una capa corta de color rojo y azul, botines beige y un képi (gorro pequeño). Zoila Posso, fue la primera instructora y entrenadora de este grupo; y en el transcurso del tiempo, lo coordinó la señorita Evita Sánchez.

Y como un capullo que se abre a la vida, el grupo de bastoneras es reconocido y se establece su nombre como tal. En la coordinación de la licenciada Consuelo Garzón, se toma el primer uniforme usador por las señoritas Cachiporreras, y como accesorio complementario, se implementa una boina de color azul.

Destellos de luz en su vida

Una actividad extraescolar, que es practicada por diferentes estudiantes de la institución, iniciando con señoritas de cursos inferiores como décimo, hasta cursos superiores como tercero de bachillerato. “A cada una de ellas se le forma no solo para ser bastonera, sino también, para la vida”, expresa Eva Garcés, instructora actual de este grupo.

Y continuando con el sendero trazado, el cual guía al tren de recuerdos y anécdotas, Garcés manifiesta: “Asumí con responsabilidad este compromiso, realizando constantes cambios como la creación del Club de Bastoneras, nombrando además, una directiva democrática”. Este grupo ha recibido apoyo de instituciones públicas de la provincia, como la Unidad Educativa “Ibarra”, el Municipio de Ibarra y el Ministerio de Patrimonio y Cultura; no obstante, ha sido una ayuda fugaz.

Cada presentación, es un destello de luz en sus vidas. Todos y cada uno de los eventos y festivales en los cuales han participado, guarda sus sonrisas, emociones, lágrimas y frustraciones; ya que “ser bastonera, no es fácil”, como lo dice Sophía Navas, ex integrante de este grupo, quien tuvo la posibilidad de compartir experiencias con sus compañeras de bastón, durante cinco años.

Sus ideas bailan y su corazón sonríe

“Evita”, como le dicen las señoritas bastoneras a su instructora, plasma la creatividad y amor por la danza en cada una de las coreografías que realiza. Con la mirada altiva y las piernas firmes, se para frente a sus pupilas, y comienza a impartirles conocimientos de expresión corporal, modelaje, postura e imagen.

Mira a las jóvenes, sonríe y exige más precisión en los movimientos y coordinación que se requiere en cada una de sus coreografías; ya que al ser la instructora de este grupo selecto, no solo expresa observando y gesticulando, también transmite esa enseñanza cultural, a través de movimientos; pues todo su cuerpo tiene algo que decir, y las bastoneras lo saben y lo entienden. 

Ha logrado transmitir a sus aprendices, la habilidad y talento que posee, para manejar y dominar el bastón; ya que como juegos artificiales en el cielo, las emociones que genera en cada una de sus estudiantes, se tornan fuertes y bellas. Y como un niño hace bailar a su trompo, las jóvenes mueven sus bastones, realizando piruetas creativas y coordinadas.

Una huella en su alma

El grupo de bastoneras, practica tres veces a la semana, los días martes, miércoles y jueves. Su horario se rige a las manecillas del reloj, pues cuando marca las 13h00, las bastoneras saben que tienen que acudir a los ensayos de sus coreografías; y como suena el timbre de salida, suena el último compás de la música, indicando que se han terminado los repasos, a las 15h00.

Una actividad que otorga a las bastoneras, una formación física y mental, que les posibilita ser disciplinadas, educadas y cultas. Su cuerpo, mente y espíritu se siente en forma, como un deportista que come saludable y acude al gimnasio con frecuencia. Pero si existe algo que destacar, es que cada joven de este grupo, mejora constantemente en sus rutinas de bastones, aprendiendo a ser perseverantes y visionarias.

“Las chicas adquieren valores e liderazgo, tienen mejores lazos de amistad y solidaridad en cualquier grupo social, y también son reconocidas y admiradas por el esfuerzo y la labor que realizan”, indica con las manos firmes, Nelly Guevara, docente de la institución.

Indudablemente, “el ser bastonera te deja una huella en el alma”, exterioriza Estefanía Molina, ex integrante de este grupo. Coordinación, elegancia, estilo y moda, es lo que deja el grupo de bastoneras de la Unidad Educativa “Ibarra” en cada pista que toca. En cada presentación, alcanzan triunfos a nivel provincial y nacional, y como un químico ama sus soluciones contenidas en tubos de ensayo, las bastoneras aman a sus bastones, los cuales contienen sus logros, esfuerzos y sacrificios.

Son jóvenes adolescentes que con optimismo y anhelos, día a día comparten con “Evita”, su instructora, la ardua labor de conseguir la precisión y perfección en cada una de sus coreografías. Miriam Salgado, directora de la institución educativa, con orgullo y firmeza, emite: “Este grupo ha dejado en alto el nombre de la Unidad Educativa “Ibarra”, por la habilidad que presentan en sus coreografías. Son chicas que además de estudiar, otorgan tiempo a sus ensayos, para que todo les salga perfecto”.

Los bastones se convierten en trofeos

El grupo de bastoneras de esta institución, ha participado y participa en programas sociales, deportivos, desfiles, pregones, festivales y concursos, efectuados en la ciudad y la provincia.  Su presencia en cada uno de los eventos, significa responsabilidad y compromiso. Un compromiso tan grande, como aquel que representa un anillo de bodas para una pareja de novios. “Presentarme con mi uniforme de bastonera, me hace sentir orgullosa, porque somos reconocidas como las mejores a nivel provincial”, indica Diana Rosero, bastonera. Los bastones que giran y giran al ritmo de la música, se observan en lo alto, con elegancia y creatividad.

Una experiencia tatuada en su memoria

Al graduarse, las bastoneras han dejado sus uniformes, para vestir profesiones diferentes. Jéssica Velásquez, ex bastonera, estudia Psicología General, en la Universidad Técnica del Norte de la ciudad de Ibarra. Con felicidad y los ojos llenos de ilusión, menciona: “Una experiencia que no olvidaré jamás. El haber sido bastonera, me permitió conocer a muchas personas, formar amistades, y hoy por hoy, desenvolverme en cualquier ámbito de la vida”.
 Y como la neblina que pasa de manera fugaz, las ex bastoneras han dejado un legado en su institución, para que las siguientes generaciones continúen demostrando su talento y habilidad para mover los bastones. Maricela Delgado, con el cabello rizo de color negro, tez oscura y una sonrisa que plasma sentimientos encontrados, manifiesta, que el haber sido bastonera, le ha posibilitado mejorar sus relaciones interpersonales y sobre todo, transmitir ese carisma inculcado por Evita Garcés.

Sin duda, para este grupo de estudiantes, que se forma generación tras generación, es un orgullo vestir su falda, chaqueta, sombrero y botas. Pero, no se debe olvidar, que a toda esta vestimenta, se suma su bastón, aquel cómplice de innumerables experiencias y anécdotas vividas, por cada una de las bastoneras de la Unidad Educativa “Ibarra”.

EVENTOS, CONCURSOS Y FESTIVALES

*Dirección distrital: participación estudiantil en los campos de acción, orden y seguridad ciudadana – 5 de noviembre de 2014.
*Reina de Ibarra: Intercolegial de bastoneras y coreografías - 16 de octubre de 2014.
*Municipio de Otavalo: Desfile por la celebración del centésimo octogésimo quinto aniversario de emancipación- octubre de 2014.
*Escuela de Estado Mayor de la policía: Evento deportivo – 10 de septiembre de 2014.
*Parlamento andino: Homenaje a Simón Bolívar - 15 de septiembre de 2015.
*Municipio de Ibarra: Expoferia San Antonio de Ibarra - 17 de septiembre de 2014.
*Federación Deportiva de Imbabura: Juegos deportivos estudiantiles – 12 de septiembre de 2014.
*Campaña “Mi colegio preventivo sin drogas” – 7 de enero de 2015.
*Municipio de Otavalo - 12 de noviembre de 2014.
*Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal San Miguel de Ibarra,  entrega estadio de Tanguarín – 3 de enero de 2014.
*Parlamento Andino juvenil: primer festival intercolegial de danza y bastoneras por la paz y la integración – 21 de mayo de 2015.
*Policía Nacional del Ecuador Antinarcóticos: Yo vivo bailando libre de drogas – 25 de mayo de 2015.

LOGROS OBTENIDOS

*Festival de Bastoneras Interprovincial Atuntaqui: Tercer puesto.
*Trofeo a la mejor bastonera del festival interprovincial: Srta. Kathy Viteri.
*Trofeo en el festival de bastoneras Colegio Jacinto Jijón.
*Tercer festival interprovincial Instituto Técnico Superior Alberto Enríquez: Diploma de la excelencia.
*Intercolegial de bastoneras y coreografías: Diploma de  reconocimiento del Municipio de Ibarra.
*Homenaje de gratitud Instituto Superior Alberto Enríquez al Colegio Nacional Ibarra.
*Club social Brasil: Placa de reconocimiento.
*Parlamento andino juvenil primer festival intercolegial de danza y bastoneras por la paz y la integración - mayo 2015: Diploma a la excelencia.

 Pies de foto:
El grupo de bastoneras ha participado exitosamente en homenajes a la ciudad y en diversos concursos y eventos culturales. / Equipo Fotográfico

La vestimenta que usan las bastoneras ha ido evolucionando a través de los años, sin perder su elegancia y vistosidad. / Equipo Fotográfico


El grupo de bastoneras de la Unidad Educativa “Ibarra“ se ha distinguido siempre por la destreza de sus integrantes, al ejecutar las coreografías. / Equipo Fotográfico


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